Hablamos de conciencia para referirnos al conocimiento o comprensión que una persona tiene de sí misma y a su capacidad para interactuar con su entorno.

Existen multitud de circunstancias, tanto naturales como artificiales que pueden afectar nuestra experiencia subjetiva desde, por ejemplo, el delirio provocado por una fiebre alta, a estados alterados de conciencia derivados de la práctica de la meditación o el consumo de drogas.

Cuando consumimos algún tipo de droga o substancia psicoactiva, nuestro cerebro sufre modificaciones que alteran nuestra percepción, nuestro estado de ánimo, nuestras respuestas fisiológicas e, incluso, nuestro comportamiento. En estos casos hablamos de estados alterados de conciencia.

Debemos tener en cuenta que, este tipo de alteración fisiológica de nuestro organismo puede llegar a provocar en nuestro organismo un funcionamiento deficiente que llegue a afectar negativamente a nuestra salud e integridad físicas, en función del tipo de substancia que se consuma y de la cantidad de la misma.

En cualquier caso, no podemos olvidarnos de que, el uso continuado de este tipo de substancias, puede acabar generándonos una adicción y provocándonos graves consecuencias en nuestra vida a todos los niveles.

Clasificación de las sustancias psicoactivas, según afectan al cerebro

  • Depresoras (alcohol, sedantes, etc.)
  • Estimulantes (nicotina, cocaína, éxtasis, etc.)
  • Alucinógenas (LSD).
  • Opiáceas (Morfina, heroína, etc.)

Como hemos indicado, estos estados alterados de conciencia, pueden tener distinta intensidad y afectar a nuestro funcionamiento cerebral de distintas formas, además de en función de la substancia consumida y su cantidad, por nuestras características personales y el contexto.

Consecuencias de los estados alterados de conciencia

Los estados alterados de conciencia producen cambios en cinco áreas de funcionamiento:

  • Percepción
  • Pensamiento
  • Estado afectivo
  • Conducta
  • Estructura psicodinámica

En este sentido, estos estados alterados pueden tener en el individuo las siguientes consecuencias:

  • Alteraciones perceptivas o en la percepción corporal
  • Pérdida de la noción del tiempo
  • Alteraciones en el pensamiento
  • Variaciones emocionales
  • Sugestionabilidad
  • Pérdida de control

En los casos de mayor gravedad, estos estados alterados pueden desembocar en un síndrome psicopatológico como puede ser el delirium, caracterizado por la desorientación espacio-temporal, la ansiedad o las alucinaciones visuales, entre otras cosas.

Por este motivo, antes de consumir cualquier tipo de substancia psicoactiva debemos valorar los riesgos asociados a ese consumo y de qué manera va a afectarnos esta substancia, no solo a nivel fisiológico, sino también en nuestras decisiones, nuestras emociones y pensamientos y, a la larga en todas las facetas de nuestra vida.

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