¿Qué es el Popper?

Popper es el nombre genérico empleado para referirse a unos líquidos, generalmente incoloros y de un fuerte olor característico, derivados de los nitritos de alquilo, que son el resultado de la reacción sulfato de cobre (nitrito de amilo, nitrito de butilo, nitrito de isopropilo, el 2-propil nitrito y el nitrito de isobutilo y, que generalmente se consumen inhalados, normalmente con la excusa de aumentar el placer sexual.

Estas drogas recreativas también se conocen con otros nombres comerciales como bananas, oro líquido, rush, snappers, Stud, Locker Room, etc.

Y, aunque en algunos países del mundo su venta está controlada o se considera directamente ilegal, por lo general el Popper es una substancia que se puede conseguir de manera muy fácil a través de algunas páginas de Internet.

Historia de su consumo

Con fines médicos, el nitrito de amilo, en el siglo XIX, se empleó como vasodilatador en el tratamiento de la angina de pecho y como antídoto para la intoxicación con cianuro, algo que a día de hoy se considera obsoleto.

Los poppers comenzaron a consumirse como drogas recreativas en los años 60 y 70.

Inicialmente, el consumo de esta substancia se popularizó entre la comunidad homosexual ya que, entre sus efectos, se encontraban el de propiciar un bienestar físico y mental pasajero, favorecer la excitación sexual y facilitar la práctica del sexo anal al relajar los esfínteres.

Posteriormente su uso se generalizó, transformándose en una droga de consumo popular durante los años 80 y 90.

Efectos de esta droga

Esta substancia fue empleada en sus inicios con fines médicos como vasodilatador inhalado a fin de aliviar la sintomatología de la angina de pecho. Al consumirse inhalado sus efectos son rápidos, provocando un estado de bienestar y placer, pero de duración leve. Esta inhalación relaja los músculos lisos, entre los que se cuentan los músculos que rodean los vasos sanguíneos, provocando su dilatación, aumentando el ritmo cardiaco y disminuyendo la presión arterial, lo que produce sensación de calor y de euforia durante dos o tres minutos.

Su uso recreativo se extendió precisamente por esta sensación de euforia pasajera que provoca, así como por el incremento del deseo sexual y de la relajación de esfínteres. Y, aunque algunos estudios han señalado que el Popper es una droga “blanda” cuyo empleo no conlleva grandes riesgos, existen también evidencias de que su empleo puede traer a la persona que la usa importantes complicaciones.

Los peligros asociados a su consumo

El Popper se consume inhalado por lo que sus efectos placenteros desaparecen en breve, no ocurriendo lo mismo con sus efectos secundarios que pueden ser adversos y de larga duración, entre los cuales se incluyen: dolor de cabeza, vértigos, nauseas, hemorragia nasal, bajada de tensión y taquicardias.

El Popper también provoca distorsiones en la percepción y hace más lenta la capacidad de reacción de la persona, además de alterar su lenguaje y, en algunos casos, llegar a afectar su visión, provocando alteraciones graves.

Entre los efectos secundarios que puede llegar a provocar su consumo prolongado por inhalación se incluyen síntomas de asfixia, toxicidad hepatorenal, disfunción neurológica, irritación de las mucosas y de los pulmones y dermatitis facial. Y su aspiración puede llevar a la persona a desarrollar una neumonía lipoidea.

El Popper se ha empleado habitualmente como estimulante sexual, pero debemos tener en cuenta que interactúa con otros vasodilatadores, como los empleados para la hipertensión arterial o para la disfunción eréctil, pudiendo dar lugar esta combinación a numerosos efectos adversos graves, entre los que se incluye el riesgo de sufrir un ataque al corazón.

Se cree que su empleo continuado puede tener consecuencias a nivel neurológico y, si por accidente se llega a ingerir puede ocasionar graves daños, incluyendo la muerte. También provoca quemaduras en caso de derramarse sobre la piel o sobre las mucosas y es altamente inflamable, por lo que cualquier fuente de calor puede provocar un accidente.

Como otro tipo de drogas recreativas, el Popper se emplea en ocasiones combinado con otras drogas como el LSD o el éxtasis, potenciando sus efectos y pudiendo ocasionar graves perjuicios para la salud física.

Fácil acceso

La regulación de esta substancia se encuentra en un margen de alegalidad, haciendo posible que su distribución continúe y se comercialice fácilmente en páginas Web, sex shops, tiendas de 24 horas y gasolineras, en llamativas botellas y presentándose como un “afrodisíaco”.

Pero, en resumidas cuentas, esta droga, muy lejos de resultar inocua puede tener consecuencias inesperadas y muy negativas, que dependerán del estado físico de la persona, de la frecuencia del consumo o de la interacción al mezclar esta substancia con otras drogas o medicamentos. Por ello, lo más prudente es conocer el verdadero alcance de sus efectos y saber que, lejos de ser una substancia “blanda”, su utilización puede afectar a nuestra salud de forma permanente.