¿De qué manera actúan las drogas sobre el cerebro?
El cerebro humano es el órgano más complejo del cuerpo. Con un peso de aproximadamente tres kilogramos de materia gris y blanca, contiene en sí el germen de toda actividad humana: la necesaria para conducir un automóvil, disfrutar de una comida, respirar, crear una obra maestra del arte o disfrutar de las actividades cotidianas. Nuestro cerebro regula las funciones básicas del cuerpo, nos permite interpretar y responder a todo lo que experimentamos y da forma a nuestro comportamiento. Siendo muy sintéticos podríamos legar a afirmar que somos nuestro cerebro, es decir, todo lo que pensamos y sentimos y actuamos.
Nuestro funcionamiento cerebral
El cerebro a menudo se ha comparado con una computadora increíblemente compleja y complicada. En lugar de circuitos eléctricos en chips de silicio, como los que controlan nuestros dispositivos electrónicos, el cerebro está formado por miles de millones de células, llamadas neuronas, que se organizan en circuitos y redes. Cada neurona actúa como un interruptor que controla el flujo de información. Si una neurona recibe suficientes señales de otras neuronas a las que está conectada, se dispara y envía su propia señal a otras neuronas del circuito.
El cerebro se compone de muchas partes con circuitos inter-conectados que trabajan juntos como un equipo. Diferentes circuitos cerebrales se encargan de coordinar y realizar funciones específicas. Las redes de neuronas envían señales entre sí y a diferentes partes del cerebro, la médula espinal y los nervios del resto del cuerpo (sistema nervioso periférico).
Para enviar un mensaje, una neurona libera un neurotransmisor vacío (sinapsis) entre esta y la siguiente celda. El neurotransmisor cruza la sinapsis y se une a los receptores de la neurona receptora, como una llave en una cerradura. Esto provoca cambios en la célula receptora. Otras moléculas se encargan de reciclar los neurotransmisores (es decir, devolverlos a la neurona que los liberó), limitando o deteniendo así la señal entre las neuronas.
Y ¿qué ocurre en nuestro cerebro cuándo se consumen drogas?
Estas substancias interfieren en la forma en que las neuronas envían, reciben y procesan señales a través de los neurotransmisores. Algunas drogas, como la marihuana o la heroína, tienen la capacidad de activar las neuronas porque su estructura química imita la de un neurotransmisor natural en el cuerpo. Esto permite que las sustancias se adhieran a las neuronas y las activen. Aunque estas drogas imitan las sustancias químicas propias del cerebro, no activan las neuronas de la misma manera que un neurotransmisor natural y hacen que se envíen mensajes anormales a través de la red.
Otras drogas, como la anfetamina o la cocaína, pueden hacer que las neuronas liberen cantidades anormalmente grandes de neurotransmisores naturales o impedir el reciclaje normal de estas sustancias químicas cerebrales al interferir con los transportadores. Y esto amplifica o interrumpe la comunicación normal entre las neuronas.
¿Qué zonas del cerebro se ven especialmente afectadas por el consumo de drogas?
Las drogas pueden alterar áreas importantes del cerebro que son necesarias para las funciones vitales. Las áreas del cerebro afectadas por el consumo de drogas incluyen:
Algunas drogas como los opioides también alteran otras partes del cerebro, como el tronco encefálico, que controla funciones básicas esenciales para la vida, como la frecuencia cardíaca, la respiración y el sueño. Esta interferencia explica por qué las sobredosis pueden causar depresión respiratoria y, en los casos extremos: muerte.
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Entonces ¿Por qué las drogas producen placer al ser consumidas?
Las actividades simples de la vida cotidiana pueden producir pequeños estallidos de neurotransmisores en el cerebro que provocan sensaciones placenteras. Las drogas pueden interferir en este proceso.
El placer o la euforia, implica aumentos en las señales químicas, incluidos los opioides naturales del cuerpo (endorfinas) y otros neurotransmisores en algunas zonas de los ganglios basales (el circuito de recompensa). Cuando se consumen algunas drogas, estas pueden causar aumentos en estos neurotransmisores que son mucho más grandes que las ráfagas más pequeñas que se producen naturalmente en asociación con recompensas saludables como comer, escuchar o cantar música, ciertas actividades creativas o la interacción social.
En este sentido, un neurotransmisor, la dopamina ha sido objeto de estudio por parte de los científicos y, aunque en un principio se creía que la dopamina causaba placer, los experimentos más recientes parecen indicar que la dopamina tiene más que ver con el hecho de hacernos repetir actividades placenteras (funciona como refuerzo) que con producir placer por sí misma.
¿De qué forma se produce este refuerzo?
La sensación de placer es la forma en que un cerebro sano identifica y refuerza comportamientos beneficiosos como comer, socializar y tener relaciones sexuales. Nuestros cerebros están conectados para aumentar las posibilidades de repetir actividades placenteras. Y, la dopamina, es esencial en este sentido. Siempre que el circuito de recompensa es activado por alguna experiencia placentera, un estallido de dopamina indica que está sucediendo algo importante que debe recordarse. Esta señal de la dopamina provoca cambios en la conectividad neuronal que facilitan la tendencia a repetir la actividad una y otra vez sin pensar en ello, lo que lleva a la formación de hábitos.
Así como las drogas producen una euforia intensa, también suelen producir aumentos mucho mayores en la dopamina que las actividades cotidianas, lo que refuerza fuertemente el vínculo entre el consumo de drogas, el placer resultante y todas las señales externas relacionadas con la experiencia. Los aumentos repentinos de dopamina «enseñan» al cerebro a buscar drogas a expensas de otros objetivos y actividades más saludables.
Este es el motivo por el que, este «reflejo» aprendido puede llegar a durar mucho tiempo, incluso en aquellas personas que no han consumido drogas durante muchos años.
Estes es el motivo por el que una persona que abusa de las drogas habitualmente se termina por sentir desmotivada, deprimida e incapaz de disfrutar de las cosas que antes disfrutaba u necesita continuar empleando la substancia para experimentar esa sensación de recompensa, lo que solo empeora el problema, debido a la tolerancia que generan muchas de estas substancias, convirtiéndose en un círculo vicioso.
En cualquier caso, el uso prolongado de drogas afecta la función cerebral de forma muy negativa y, en este sentido, conocer el mecanismo de la adicción, puede ayudarte a evitar caer en esta dinámica tan nociva.
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