¿En qué consisten las drogas de diseño?
Las drogas de diseño, también denominadas como drogas síntéticas o de síntesis son substancias psicoestimulantes del sistema nervioso, elaboradas mediante síntesis artificial, bien de forma clandestina, mediante derivados o análogos de fármacos existentes a los que se modifica su estructura química, o bien creando nuevas drogas con estructuras químicas diferentes con efectos psicotrópicos y que, generalmente, se venden en el mercado gris gracias a su desregularización.
En este sentido, la mayoría de las drogas de síntesis son producidas a partir de productos químicos descartados por la industria farmacéutica o bien se emplean psicofármacos de venta legal, modificando su estructura, generalmente en laboratorios clandestinos sin ninguna medida o garantía de seguridad y se comercializan, en muchas ocasiones, bajo la tapadera de euforizantes legales, sales de baños o incluso, abono para plantas.
La mayoría de estas drogas son estimulantes, pero también las hay con otros efectos, como las drogas de diseño alucinógenas o inhibidoras.
Algunas de las drogas de diseño más comunes
Aunque bajo diferentes nombres, las drogas de diseño se pueden dividir por sus efectos y su composición, entre las más comunes encontramos:
Éxtasis
Sin duda, esta droga sintética es la más popular. Originalmente se empleó como
fármaco para disminuir el apetito y, a partir de los años 60, con finalidad terapéutica como fármaco psíquico para combatir el cansancio, aumentar la autoconfianza y la capacidad comunicativa.
Es a partir de los años 80 cuándo comienza su uso recreativo, vinculándose estrechamente a las fiestas multitudinarias y a la música electrónica. De hecho, hasta el año 85 se encontraba legalizada, hasta que fue declarada por la OMS como una substancia ilícita y peligrosa.
A pesar de la prohibición, su uso continuó siendo habitual y hasta el día de hoy, tanto el éxtasis como sus derivados continúan siendo substancias ampliamente consumidas por los jóvenes, de hecho, el perfil del consumidor medio es el de varón y de tan solo 18 a 24 años de edad.
El éxtasis posee una estructura química muy semejante a la anfetamina y sus efectos son notables a partir de la media hora tras su consumo, pudiendo mantenerse hasta 4 horas.
Entre sus derivados más consumidos y conocidos encontramos otra substancia: la metilanfetamina, comúnmente denominada Speed o cristal.
Ácido gammahidroxibutirato (GHB)
Esta droga de sedante, depresor y euforizantes se sintetizo por primera vez en 1960 para emplearse a modo de anestésico, aunque poco después fue ilegalizada por sus múltiples y peligrosos efectos adversos.
En la actualidad se consume frecuentemente como droga recreativa y en formato líquido, consumida por vía oral. Tiene un efecto rápido en el organismo que dura entre 2 y 6 horas, dependiendo de la dosis.
Es especialmente peligrosa pues se han observado reacciones convulsivas, temblores y coma de corta duración. Y, en algunos casos muerte por sobredosis.
Fenetilaminas psicodislépticas
Estas drogas sintéticas fabricadas a partir de substancias legales suelen tener efectos alucinógenos. Son más potentes que el LSD y actúan sobre los receptores de serotonina.
Las más conocidas son las denominadas como Sonrisas, Ácido legal o 25I.
Pueden tener diferentes presentaciones: líquido sobre papel secante, en polvo, en comestibles, pudiendo desde inhalarse a consumirse por vía sublingual o por vía ocular.
Sus efectos pueden demorarse unas 2 horas en aparecer y durar hasta 10, conllevando por este motivo, un gran riesgo de mortalidad por sobredosis.
Cannabiloides de diseño
De efectos mucho más potentes que los del cannabis auténtico, los más populares son los conocidos como el Spice o K2.
Pueden provocar efectos muy adversos entre sus consumidores habituales, entre los cuales se incluyen cuadros de delirium, con convulsiones o sin ellas.
Opioides sintéticos
Se fabrican a partir de opioides legales y tienen efectos más potentes, peligrosos y adictivos. Muchos derivan del fentanilo, como, por ejemplo, el carfentanilo, considerado el opioide más fuerte que existe.
Su abuso y el empleo de estas substancias en combinación con la heroína es bastante habitual y conlleva un elevado riesgo de muerte por sobredosis.
Catinonas sintéticas
Estas substancias estimulantes del sistema nervioso suelen estar por múltiples químicos distintos mezclados con la catinona, un alcaloide derivado de la planta Khat, cuyos efectos son similares al de las anfetaminas. La catonina más conocida es la MDPV —3,4-metilenedioxipirovalerona, 10 veces más potente que la cocaína y mucho más adictiva.
Estas drogas se comercializan por Internet como fertilizantes o sales de baño u otros nombres sugerentes
Se consumen vía oral, vía intravenosa o mediante inhalación, siendo su consumo por vía intravenosa o vía nasal mucho más mortal.
Benzodiacepinas sintéticas
Aunque se trata de productos farmacéuticos, su efectividad y seguridad medicinal no ha sido comprobada fehacientemente, ni su consumo o legalidad se han aprobado en ningún país por lo que suelen comercializarse vía Internet.
Entre las más populares encontramos substancias como el clonazolam, pyrazolam, diclazepam y flubromazepam.
Substancias sumamente peligrosas
Este tipo de substancias suponen un alto riesgo para la salud de la persona que las consume debido, a la falta de regulación e higiene en sus procesos de fabricación, sin ningún tipo de medida de seguridad y a la enorme cantidad de productos químicos que poseen, además de a la constante alteración de su fórmula química a fin de evadir los controles de la ley que imposibilita conocer sus verdaderos efectos y consecuencias. Además, otro de sus peligros es que su consumo se suele dar junto al empleo de otras drogas, como el tabaco, el alcohol, la heroína, la cocaína, el cannabis, etc. Algo que todavía complica más predecir sus posibles efectos adversos.
En general, por su alta toxicidad, las drogas de diseño afectan muy negativamente al sistema nervioso central, provocando daños neuronales y fisiológicos graves.
Entre sus efectos adversos comunes se encuentran las taquicardias, las náuseas, los vómitos, la hipertensión y agitación, pudiendo provocar en determinados casos arritmias cardiacas e infarto de miocardio, psicosis, depresión respiratoria, convulsiones, coma, e incluso la muerte.
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